miércoles, 25 de abril de 2012

Llamamiento del Dr. Rath a la población de Alemania, Europa y al mundo, ...

RE - UNIR.   Mentalmente nos hemos alejado del Espìritu de la Creaciòn, reincorporarnos a la corriente de Vida tal vez dependa de un simple cambio de atenciòn. El trabajo del sanador es actuar como vìnculo entre las partes dispersas restaurando y reorientando hacia la Unidad, hacia la Integridad Original. El Perdòn sinònimo de puente ante la escisiòn, requiere un acto de voluntad de quièn lo recibe, renunciando a una actitud y permitiendo que la transformaciòn sanadora tenga lugar desde dentro. Todos tenemos ese poder liberador.  El Milagro.

Afirmaciones para los chakras

Ēostre deriva del proto-germánico *austrō, como también de la raíz proto-indoeuropea *aues-, "brillar". Es evidente el vínculo entre Eostre y la diosa griega del amanecer, Eos, la Aurora de los romanos. Grimm señala la relación entre la "brillante" Ēostre y el viento del este, que es el "espíritu de la luz" llamado Austri, mencionado en la Edda en prosa.

Ostara como diosa de la fertilidad asociada al comienzo de la primavera, es una diosa del "amanecer" o del "despertar" de las fuerzas germinativas, de modo que conceptualmente, a pesar de la ausencia de otras fuentes, el testimonio de Beda puede tener un real asidero, en medio de la bruma del mundo mitológico de los pueblos del norte.

Guido von List afirmaba que "Ostern" era el festival del matrimonio del Dios Sol con la Diosa Tierra, concibiendo a Ostara como una representación de las fuerzas femeninas generadoras.


EL DERECHO DE DEFENDER A LA VIDA QUE TRAEMOS

Ecovida 2012

ORACION DE LAS MUJERES GUARDIANAS DE LA TIERRA Mi corazón de mujer es rociado , con el dulce néctar de sanación, que la Madre Cósmica me entrega; En este momento soy parte de circulo sagrado; de mujeres de luz , y unida a mis hermanas , ac...tivo mi fuerza espiritual, para irradiar energía amorosa a través de mis manos y mi conciencia. Te pido Madre Cósmica que bendigas mis manos y las manos de mis hermanas . En todo el mundo para poder canalizar aquí y ahora tu luz Sanadora hacia la Madre Tierra.. Te pido Madre Divina que hagas de nosotras un instrumento de tu paz. Te pido Madre Divina que hagas de nosotras un instrumento de tu luz. Te pido Madre Divina que hagas de nosotras un instrumento de tu amor. Ayúdanos a despertarnos como Mujeres Sagradas , guerreras del amor, defensoras de la vida. Acompañada por la fuerza espiritual de todas mis hermanas, envuelvo ala Tierra en una luz intensa mente violeta, y la limpio de todas las heridas. Libero en este instante su dolor y sufrimiento... Y envuelvo a la Tierra en una serena luz Rosada... Llenando de vibración amorosa cada rincón de este planeta... El poder gestante de mi útero se une al poder gestante de los úteros de mis hermanas... Y entre todas formamos un circulo sagrado de protección para la Madre Tierra... Estando juntas y conscientes de nuestro poder femenino unificado, nuestro Amor es un arma concreta, más poderosa que cualquier arma de guerra . Abro en mis circunstancias actuales canales hacia la Gracia Divina Me comprometo a ser Guardiana de la Madre Naturaleza , amando y cuidando todo lo que la diosa ha creado en la Tierra, Me comprometo a mantener viva esta oración día tras día. Fortaleciendo el circulo de Mujeres de Luz , A través de mis actos cotidianos. Me comprometo a sembrar Amor en la ((TIERRA))Ver más

RED PUNA Escuela de Formación de Dirigentes 2011

miércoles, 18 de abril de 2012

PALABRA CHAMÁNICA: LUDMILA Y SUS LUNAS. Una Historia Iniciática para ...

PALABRA CHAMÁNICA: LUDMILA Y SUS LUNAS. Una Historia Iniciática para ...: Hoy es el día que nace, con alegría y entusiasmo, un proyecto ge
stado hace algún tiempo atrás: "Ludmila y sus Lunas. Una Historia In...
ENTREVISTA A LA ABUELA MARGARITA "Cuando quiero algo me lo pido a mi misma" La Abuela Margarita, curandera y guardiana de la tradición maya, se crió con su bisabuela, que era curandera y milagrera. Practica y conoce los círculos de danza d...el sol, de la tierra, de la luna, y la búsqueda de visión. Pertenece al consejo de ancianos indígenas y se dedica a sembrar salud y conocimiento a cambio de la alegría que le produce hacerlo, porque para sustentarse sigue cultivando la tierra. Cuando viaja en avión y las azafatas le dan un nuevo vaso de plástico, ella se aferra al primero: “No joven, que esto va a parar a la Madre Tierra”. Rezuma sabiduría y poder, es algo que se percibe con nitidez. Sus rituales, como gritarle a la tierra el nombre del recién nacido para que reconozca y proteja su fruto, son explosiones de energía que hace bien al que lo presencia; y cuando te mira a los ojos y te dice que somos sagrados, algo profundo se agita. Ella nos dice: "Tengo 71 años. Nací en el campo, en el estado de Jalisco (México), y vivo en la montaña. Soy viuda, tengo dos hijas y dos nietos de mis hijas, pero tengo miles con los que he podido aprender el amor sin apego. Nuestro origen es la Madre Tierra y el Padre Sol. He venido a la Fira de la Terra para recordarles lo que hay dentro de cada uno." -¿Dónde vamos tras esta vida? -¡Uy hija mía, al disfrute! La muerte no existe. Las muerte simplemente es dejar el cuerpo físico, si quieres. -¿Cómo que si quieres…? -Te lo puedes llevar. Mi bisabuela era chichimeca, me crié con ella hasta los 14 años, era una mujer prodigiosa, una curandera, mágica, milagrosa. Aprendí mucho de ella. -Ya se la ve a usted sabia, abuela. -El poder del cosmos, de la tierra y del gran espíritu está ahí para todos, basta tomarlo. Los curanderos valoramos y queremos mucho los cuatro elementos (fuego, agua, aire y tierra), los llamamos abuelos. La cuestión es que estaba una vez en España cuidando de un fuego, y nos pusimos a charlar. -¿Con quién? -Con el fuego. “Yo estoy en ti”, me dijo. “Ya lo sé”, respondí. “Cuando decidas morir retornarás al espíritu, ¿por qué no te llevas el cuerpo?”, dijo. “¿Cómo lo hago?”, pregunté. -Interesante conversación. -”Todo tu cuerpo está lleno de fuego y también de espíritu -me dijo-, ocupamos el cien por cien dentro de ti. El aire son tus maneras de pensar y ascienden si eres ligero. De agua tenemos más del 80%, que son los sentimientos y se evaporan. Y tierra somos menos del 20%, ¿qué te cuesta cargar con eso?”. -¿Y para qué quieres el cuerpo? -Pues para disfrutar, porque mantienes los cinco sentidos y ya no sufres apegos. Ahora mismo están aquí con nosotras los espíritus de mi marido y de mi hija. -Hola. -El muertito más reciente de mi familia es mi suegro, que se fue con más de 90 años. Tres meses antes de morir decidió el día. “Si se me olvida -nos dijo-, me lo recuerdan”. Llegó el día y se lo recordamos. Se bañó, se puso ropa nueva y nos dijo: “Ahora me voy a descansar”. Se tumbó en la cama y murió. Eso mismo le puedo contar de mi bisabuela, de mis padres, de mis tías… -Y usted, abuela, ¿cómo quiere morir? -Como mi maestro Martínez Paredes, un maya poderoso. Se fue a la montaña: “Al anochecer vengan a por mi cuerpo”. Se le oyó cantar todo el día y cuando fueron a buscarle, la tierra estaba llena de pisaditas. Así quiero yo morirme, danzando y cantando. ¿Sabe lo que hizo mi papá? -¿Qué hizo? -Una semana antes de morir se fue a recoger sus pasos. Recorrió los lugares que amaba y a la gente que amaba y se dio el lujo de despedirse. La muerte no es muerte, es el miedo que tenemos al cambio. Mi hija me está diciendo: “Habla de mí”, así que le voy a hablar de ella. -Su hija, ¿también decidió morir? -Sí. Hay mucha juventud que no puede realizarse, y nadie quiere vivir sin sentido. -¿Qué merece la pena? -Cuando miras a los ojos y dejas entrar al otro en ti y tú entras en el otro y te haces uno. Esa relación de amor es para siempre, ahí no hay hastío. Debemos entender que somos seres sagrados, que la Tierra es nuestra Madre y el Sol nuestro Padre. Hasta hace bien poquito los huicholes no aceptaban escrituras de propiedad de la tierra. “¿Cómo voy a ser propietario de la Madre Tierra?”, decían. -Aquí la tierra se explota, no se venera. -¡La felicidad es tan sencilla!, consiste en respetar lo que somos, y somos tierra, cosmos y gran espíritu. Y cuando hablamos de la madre tierra, también hablamos de la mujer que debe ocupar su lugar de educadora. -¿Cuál es la misión de la mujer? -Enseñar al hombre a amar. Cuando aprendan, tendrán otra manera de comportarse con la mujer y con la madre tierra. Debemos ver nuestro cuerpo como sagrado y saber que el sexo es un acto sagrado, esa es la manera de que sea dulce y nos llene de sentido. La vida llega a través de ese acto de amor. Si banalizas eso, ¿qué te queda? Devolverle el poder sagrado a la sexualidad cambia nuestra actitud ante la vida. Cuando la mente se une al corazón todo es posible. Yo quiero decirle algo a todo el mundo… -¿...? -Que pueden usar el poder del Gran Espíritu en el momento que quieran. Cuando entiendes quién eres, tus pensamientos se hacen realidad. Yo, cuando necesito algo, me lo pido a mí misma. Y funciona. -Hay muchos creyentes que ruegan a Dios, y Dios no les concede. -Porque una cosa es ser limosnero y otra, ordenarte a ti mismo, saber qué es lo que necesitas. Muchos creyentes se han vuelto dependientes, y el espíritu es totalmente libre; eso hay que asumirlo. Nos han enseñado a adorar imágenes en lugar de adorarnos a nosotros mismos y entre nosotros. -Mientras no te empaches de ti mismo. -Debemos sutilizar nuestra sombra, ser más ligeros, afinar las capacidades, entender. Entonces es fácil curar, tener telepatía y comunicarse con los otros, las plantas, los animales. Si decides vivir todas tus capacidades para hacer el bien, la vida es deleite. -¿Desde cuándo lo sabe? -Momentos antes de morir mi hija me dijo: “Mamá, carga tu sagrada pipa, tienes que compartir tu sabiduría y vas a viajar mucho. No temas, yo te acompañaré”. Yo vi con mucho asombro como ella se incorporaba al cosmos. Experimenté que la muerte no existe. El horizonte se amplió y las percepciones perdieron los límites, por eso ahora puedo verla y escucharla, ¿lo cree posible? -Sí. -Mis antepasados nos dejaron a los abuelos la custodia del conocimiento: “Llegará el día en que se volverá a compartir en círculos abiertos”. Creo que ese tiempo ha llegado
MUJERES PODEROSAS

lunes, 16 de abril de 2012

La Realidad es una Ilusión (2 de 2)

La Realidad es una Ilusión (1 de 2)

Violencia doméstica en adolescentes y ancianas

Las chicas menores de edad y las mujeres mayores de 65 años víctimas de la violencia de género son las que ponen más resistencia a denunciar sus casos. Las primeras, porque no se reconocen como maltratadas y atribuyen las agresiones a la intensidad de la relación y a una concepción errónea del romanticismo, que en realidad enmascara casos evidentes de malos tratos, con todos los ingredientes propios de estos episodios, según la policía. Los padres son los últimos en enterarse de lo que ocurre, cuando la víctima ya no puede ocultar que ha recibido una paliza. Así lo afirmó ayer el inspector responsable del Equipo Violencia y Menores (Evime) de la Policía Local, Manuel Calvache, quien pidió la colaboración del entorno de estas chicas, sobre todo de sus compañeras de clase y amigas para que den la voz de alarma y poder detectar estos casos e indagar. Lo pueden hacer a través del número de teléfono 647 310 739 o en la dirección de correo electrónico evime@policiaelche.org. Para el inspector «es sorprendente» que este tipo de violencia en la pareja, más propia de otras épocas, esté afectando a un colectivo tan joven. Precisamente para prevenir y detectar precozmente estos casos, los agentes de esta unidad especializada en colaboración con el Ayuntamiento llevarán a cabo una campaña en colegios, institutos y universidades de la ciudad, además de las charlas dirigidas a los alumnos, también formarán a los profesores. Esta campaña de sensibilización también se extenderá al ámbito sanitario, tal y como apostilló la edil de Mujer, María José López, quien indicó que se realizarán charlas dirigidas al personal del Hospital General, el Hospital del Vinalopó y los centros de salud. Mientras que, en el ámbito social, la formación se trasladará a centros sociales, de acogida de menores, de ayuda a extranjeros y en asociaciones u organismos de todo tipo. En cuanto al colectivo de mujeres mayores de 65 años y que sufren malos tratos, Calvache señaló que en ocasiones rechazan denunciar a sus maridos «por resignación cristiana, porque pertenecen a otra generación y responden a otros patrones culturales». Ambos grupos de población son los que «ocultan» mayor número de víctimas de la violencia de género, tal y como comentó el especialista. Según los datos de su equipo, del total de casos de mujeres maltratadas en la localidad solo sale a la luz entre un 5% y un 30%. Denuncias falsas Por otro lado, el responsable de Evime quiso desmentir el rumor de los casos de denuncias falsas por parte del colectivo femenino para conseguir beneficios, por ejemplo, en temas de custodia de hijos. «El 99,9% de las mujeres que denuncian han sido víctimas de la violencia de género y son los tribunales los que tienen que juzgar», aseveró. Por su parte, López resaltó la importancia de mantener la coordinación del Servicio de Atención Integral a la Mujer con el Equipo de Violencia de Género de la Policía Local y el servicio de atención familiar de la Policía Nacional. Los dos primeros tienen previsto modificar el sistema de teleasistencia para que la víctima solo tenga que llevar un teléfono móvil, el suyo, y contacte directamente con los agentes. En la presentación de los datos de violencia de género registrados por el equipo de la Policía Local también estuvo el concejal de Seguridad, Sebastián Polo, quien recordó que Evime se enmarca en la Unidad de Calidad Social, cuenta con diez agentes y está operativo de 6.30 horas hasta las 22.15 todos los días del año. «El equipo con el que contamos en nuestra ciudad es uno de los más reconocidos por la gran labor que realizan», agregó.

"La Marcha de las Putas".mov

Marcha de las putas 2011, México

http://www.holistika.net/parto_natural/parto_medicalizado.asp

Ya no son tanto los curas los que niegan nuestro amor molécular, sino los curas de delantal blanco, doctores y científicos... sobre todo siquiatras y ginecólogos, que nos enseñan a ver cada proceso de nuestros cuerpos y emociones como enfermedades...
Autor: Michel Odent Areas: Parto Natural » Parto Medicalizado Parto Natural » El Bebé -------------------------------------------------------------------------------- Las ciencias biológicas de los años 90 nos enseñan que es la primera hora que sigue al nacimiento la que conforma todo un período crítico en nuestro desarrollo de la capacidad de amar. Cuando acudimos a la biografía de grandes figuras de la humanidad que comúnmente asociamos con el amor, como pueden ser Venus, Buda y Jesús, se nos presenta la manera en que tuvo lugar su nacimiento como una fase muy importante, como un momento crítico en el desarrollo de sus historias vitales. Por contra, la biografía de personajes famosos, políticos, escritores, artistas, científicos, gente del mundo de los negocios y sacerdotes suele comenzar describiendo detalles de la infancia y educación. ¿Podría indicar esta notable diferencia entre ellos que el nacimiento es un momento crucial en el desarrollo de nuestra capacidad de amar? Las ciencias biológicas de los años 90 nos enseñan que es la primera hora que sigue al nacimiento la que conforma todo un período crítico en nuestro desarrollo de la capacidad de amar. Durante el proceso del nacimiento, segregamos una serie de hormonas que permanecen en los sistemas corporales tanto de la madre como del bebé justo después del nacimiento. Ambos, la madre y el bebé, se encuentran entonces en un equilibrio hormonal cuya duración tiene una naturaleza vital corta y que, además, no volverá a presentarse en el futuro. Si consideramos las funciones de estas hormonas y el tiempo que tardan en ser eliminadas por parte de nuestro organismo, entenderemos entonces que cada una de estas diferentes hormonas cumple exclusivamente un papel igualmente diferenciado en la interacción madre-bebé. Son estas mismas hormonas las que funcionan en cualquiera de los aspectos relacionados con lo que conocemos como amor. Datos recientes que van aportando diferentes ramas de la literatura científica vienen a presentar, en esta línea, una nueva visión de la sexualidad. Existe una hormona del amor al igual que también contamos con un sistema de recompensa que opera cada vez que, como animales sexuales que somos, hacemos algo que es necesario para la supervivencia de la especie. «La primera hora que sigue al nacimiento conforma todo un período crítico en nuestro desarrollo de la capacidad de amar» La oxitocina se encuentra en medio de cualquier aspecto relacionado con el amor. Primeramente es secretada por una primitiva estructura de nuestro cerebro llamada hipotálamo; posteriormente pasa a la glándula pituitaria posterior desde donde, bajo circunstancias específicas, es liberada repentinamente en el torrente sanguíneo. Hasta hace bien poco, venía sosteniéndose que la oxitocina era un tipo de hormona característica del sexo femenino cuyo único papel consistía en estimular las contracciones uterinas durante el trabajo de parto y el parto, así como las contracciones del pecho durante la lactancia. Hoy se sabe que la oxitocina es una hormona tanto femenina como masculina y que se encuentra presente en diferentes aspectos de la vida sexual. Función de la oxitocina en la excitación sexual Hace muy poco que ha salido a la luz la función de la oxitocina durante la excitación sexual y el orgasmo. Esto, tras innumerables experimentos con oxitocina en ratas y otros animales de laboratorio. Por ejemplo, cuando se inyecta la oxitócica a aves domésticas de corral y palomas, la mayoría, un minuto después de la inyección, empieza a moverse a ritmo de vals, a agarrarse unos a otros por las crestas y a montarse. Hace ya décadas que viene utilizándose la oxitocina con animales en cautividad con fines relacionales. Es ahora cuando contamos con estudios científicos que muestran los niveles de oxitócica durante el orgasmo en los humanos. El equipo [de investigación] de Mary Carmichael de la Universidad de Stanford en California ha publicado un estudio en el que se tomaron medidas de los niveles de oxitocina entre hombres y mujeres durante la masturbación y orgasmo. Estas mediciones se realizaron por medio de muestras de sangre recogidas continuamente a través de un catéter fijo en vena (1). Los niveles obtenidos antes del orgasmo, durante la estimulación, resultaron ser superiores entre las mujeres que entre los hombres. Ciertamente, ya eran superiores durante la segunda fase del ciclo menstrual en comparación con la primera fase. También las mujeres presentaban niveles significativamente superiores que los hombres durante el orgasmo; de la misma forma, las mujeres multiorgásmicas obtenían un pico más elevado durante el segundo orgasmo. En el orgasmo masculino, la oxitocina ayuda a inducir las contracciones de la próstata y las bolsas seminales. El efecto inmediato que conlleva la liberación de oxitocina durante el orgasmo femenino es el de inducir el tipo de contracciones uterinas que ayudan a transportar el esperma hacia el óvulo. Existen datos de estos hechos datados ya en 1961 aportados por dos médicos americanos y obtenidos durante una operación ginecológica. Ocurrió cuando, antes de realizar la incisión abdominal, fueron introducidas partículas de carbono en la vagina de la mujer, cerca del cérvix, a la vez que le era administrada una inyección de oxitocina. Luego, encontraron partículas de carbono en las trompas de Falopio (2). «La oxitocina es una hormona tanto femenina como masculina y se encuentra presente en diferentes aspectos de la vida sexual» Margaret Mead, tal y como han hecho muchos antropólogos, se percató de que, en muchas sociedades, el papel del orgasmo femenino había sido totalmente ignorado, considerando que no cumplía función biológica alguna (3). En el mismo estadio de desarrollo de las ciencias biológicas, Wilhelm Reich fue incapaz de relatar cuál era exactamente el papel del orgasmo femenino (4). Hoy en día, con los datos de los que disponemos, podemos mostrar una visión completamente nueva del orgasmo femenino. La hormona del amor altruista Sabemos que cierto nivel de oxitocina es necesario durante el proceso del nacimiento, y los obstetras han venido siendo conscientes de ello desde hace bastante tiempo. Sin embargo, no es hasta la actualidad cuando nos interesamos por la cantidad de oxitocina que es liberada justo después de que el bebé ha nacido. La importancia de este pico es especialmente relevante cuando lo ligamos a nuestro reciente conocimiento de que la oxitocina puede inducir a la conducta maternal. Cuando la inyectamos en el cerebro de una rata virgen o una rata macho, se vuelve maternal y comienza a cuidar a los cachorros. En el caso opuesto, si inyectamos un antagonista de la oxitocina directamente en el cerebro de las madres ratas justo después del parto, no prodigan una gran atención a sus crías. Puede decirse que uno de los mayores picos de secreción de la hormona del amor que acontece en la vida de una mujer se da justamente tras el nacimiento, siempre y cuando éste transcurra sin que medien hormonas de sustitución administradas a la madre durante el parto. Parece que el feto también libera oxitocina, lo cual contribuye al comienzo del trabajo de parto a la vez que puede configurar la propia capacidad del bebé para liberar la hormona del amor. «La oxitocina está presente en la leche humana; es decir, el bebé que es amamantado absorbe cierta cantidad de la hormona del amor a través del tracto digestivo».
En este mismo sentido, estamos en estos momentos conociendo más acerca del papel de la oxitocina en la lactancia. Se ha comprobado el hecho de que cuando una madre oye una señal de su bebé con hambre, se produce un aumento en los niveles de oxitocina, por lo que podemos establecer un paralelismo entre la excitación sexual que comienza antes de que exista cualquier tipo de contacto físico. Tenemos entonces niveles igualmente elevados de oxitocina liberados por una madre en el momento en el que el bebé mama que durante un orgasmo, lo que constituye otro paralelismo entre estas dos situaciones en la vida sexual. Aún más, la oxitocina se encuentra presente en la leche humana. Dicho de otro modo, el bebé que es amamantado absorbe cierta cantidad de la hormona del amor a través del tracto digestivo. Y cuando nos encontramos compartiendo una comida con más personas, también incrementamos nuestros niveles de oxitocina. La única conclusión posible es que la oxitocina es una hormona altruista, una hormona del amor. Así, cualquier episodio de la vida sexual se caracteriza por la liberación de una hormona altruista, y esto también se refiere a la liberación de sustancias morfina-like. Este tipo de endomorfinas actúan como hormonas del placer y como analgésicos naturales. Durante el acto sexual se liberan niveles altos de endomorfinas, por lo que para la personas que padecen de migraña, las relaciones sexuales se convierten en un remedio natural contra ese dolor de cabeza. Existe al respecto mucha documentación acerca del uso por parte del organismo de estas sustancias en diferentes tipos de animales. «En las sociedades en las que la sexualidad genital está muy reprimida, las mujeres tienen una menor probabilidad de tener partos más fáciles, y a la inversa, la rutina hipercontroladora del proceso del nacimiento probablemente influye en otros aspectos de nuestra vida sexual» Pongamos como ejemplo el caso de lo hámster y las betaendorfinas, cuyos niveles en sangre aumentaron en 86 veces en ejemplares machos después de la quinta eyaculación en comparación con los animales del grupo de control. En esta misma línea se han realizado estudios en humanos que profundizan en el papel de la liberación en sangre de endorfinas durante el trabajo de parto y el parto. Como consecuencia de estos nuevos estudios, ha salido a la luz el tema del dolor y si éste es psicológico o resultado de condicionamientos culturales, asunto que ha formado parte del debate con argumentos que podemos situar en hace 40 años. Hoy por hoy damos por aceptado el concepto de dolor psicológico, aunque también existe un sistema de compensación cuya finalidad es regular el uso de sustancias opiáceas naturales por parte del organismo humano. Ése es sólo el comienzo de una larga serie de reacciones. Por ejemplo, las betaendorfinas liberan prolactina, una hormona que le da el toque final a la maduración de los pulmones del bebé y que es igualmente necesaria para la secreción de la leche materna. También la oxitocina ayuda en este caso a la subida de la leche. Este aparentemente simple hecho de liberación de endorfinas durante el proceso del nacimiento nos dice que en los 90 no podemos ya separar el estudio del dolor del estudio del placer, dado que el sistema que nos protege del dolor es el mismo que nos produce el placer. Durante el parto y nacimiento, el bebé libera sus propias endorfinas, de lo que se deduce que, en la hora siguiente al nacimiento, tenemos a una madre y a un bebé impregnados de opiáceos. Es entonces cuando se establece esa relación de apego o vínculo, ya que los opiáceos crean un estado de dependencia. De igual manera, cuando los individuos de una pareja sexual se encuentran uno junto al otro e impregnados de opiáceos, se crea otro tipo de dependencia muy similar a la relación de apego entre una madre y su bebé. Teniendo en cuenta que la lactancia es necesaria para la supervivencia de los mamíferos, no sorprende advertir que existe un sistema interno de recompensa que anima a la madre a dar el pecho. Cuando una madre amamanta, en veinte minutos alcanza el nivel máximo de endorfinas; así, al bebé le ha recompensado la crianza desde que la leche humana contiene endorfinas. Éste es el motivo por el que algunos bebés se muestran como “elevados” después de mamar. «Durante el acto sexual se liberan niveles altos de endomorfinas, por lo que para la personas que padecen de migraña, las relaciones sexuales se convierten en un remedio natural contra ese dolor de cabeza» Nuestros conocimientos acerca de las endorfinas es aún muy reciente. Hace sólo 20 años, Pert y Snyder publicaron un artículo histórico en la revista Science donde revelaban la existencia de células sensibles a la recepción de opiáceos en el tejido nervioso de los mamíferos. Entonces, si el sistema nervioso humano contiene células sensibles a los opiáceos, podríamos pensar que el cuerpo humano es capaz de producir alguna sustancia o sustancias muy similares a las que segrega el opio (5). En cuanto se entiendan por completo estos datos científicos publicados, dispondremos de una nueva base de la que partir a la hora de afrontar temas como la relación entre el placer y el dolor, el comportamiento masoquista y sádico, la filosofía del sufrimiento, el éxtasis religioso y los sustitutos de la satisfacción sexual, por citar sólo unos pocos temas a modo de ejemplo. «Durante el parto y nacimiento, el bebé libera sus propias endorfinas, de lo que se deduce que, en la hora siguiente al nacimiento, tenemos a una madre y a un bebé impregnados de opiáceos» Tanto la oxitocina, hormona del amor, como las endorfinas, hormona del placer, forman parte de un complejo equilibrio hormonal. Pongamos como ejemplo un caso de liberación de oxitocina de modo repentino. De acuerdo a un equilibrio hormonal, podemos dirigir la necesidad de amar en direcciones diferentes. En el caso de una madre con niveles altos de prolactina, ésta, en su trato con el bebé, tiende a concentrar su capacidad de amar hacia su bebé. Cuando los niveles de prolactina son bajos, como ocurre normalmente en los casos de madres que no dan el pecho, el amor es dirigido entonces hacia una pareja sexual, y es que la hormona necesaria para la secreción de la leche materna, la prolactina, disminuye el deseo sexual. Cuando un hombre tiene un tumor por el que segrega prolactina, el primer síntoma es la impotencia sexual. Los fármacos “antiprolactina” pueden ser inductores de sueños eróticos. Es bien conocido el hecho de que, entre muchas especies de mamíferos, la madre que amamanta no es receptiva al macho. Es más, en muchas sociedades tribales, hacer el amor y amamantar son actos considerados incompatibles. Podemos decir que desde el advenimiento del modelo grecorromano de monogamia estricta viene dándose una cierta tendencia a reducir dar el pecho por medio de esclavas, nodrizas, leches animales o preparados lácteos. Adrenalina y contacto visual Existen hormonas que inhiben ciertos episodios de la vida sexual, hormonas de la familia de la adrenalina que son liberadas cuando los mamíferos tienen miedo o sienten frío. Este tipo de hormonas, denominadas “de emergencia”, son las que nos proveen de la energía necesaria para protegernos en caso de lucha o de huida. En el caso de una hembra mamífero amenazada por un depredador potencial cuando ésta se encuentra pariendo, este tipo de adrenalina permite a la madre posponer el proceso del nacimiento, parándolo y retrasando ese momento con el fin de impulsar a la madre a lucha o huir del peligro. Es bien sabido por los ganaderos que es imposible ordeñar a una vaca asustada. Ahora bien, los efectos de la adrenalina durante el proceso del nacimiento prueban ser más complejos en este caso. Ambos, la madre y el bebé, experimentan picos de adrenalina durante las ultimísimas contracciones que preceden al nacimiento. Con ello se permite y facilita a la madre estar alerta cuando nace el bebé; además, para los mamíferos supone una ventaja añadida, ya que liberan energía suficiente para proteger al recién nacido. Otro de los efectos derivados de tal cantidad de adrenalina disponible en el organismo del feto es que, igualmente, éste entra en el nacimiento en estado de alerta, con los ojos bien abiertos y las pupilas dilatadas, de ahí la fascinación de las madres por la mirada de sus criaturas recién nacidas. Aparentemente, este contacto visual representa para los humanos una piedra de toque fundamental en el comienzo de la relación madre-bebé. Hemos de destacar en este punto que las hormonas de la familia de la adrenalina, tan generalmente relacionadas con la agresión, cumplen un rol muy específico en la interacción madre-bebé durante la hora siguiente al nacimiento. El cerebro primitivo En los seres humanos, el principal órgano en funcionamiento durante cualquier actividad sexual es el cerebro. Las ciencias biológicas modernas ven el cerebro como una glándula primitiva que secreta hormonas, pero sólo las primitivas estructuras del cerebro y las que rodean al hipotálamo –aquéllas que compartimos hasta con los mamíferos más primitivos– están activas durante la relación, el nacimiento y la lactancia. Los humanos tenemos un neocórtex –estructura cerebral recientemente descubierta– que alberga al intelecto sobre y alrededor de la estructura cerebral primitiva. Cuando este cerebro racional es sobreestimulado, tiende a inhibir la acción del cerebro primitivo. Durante el proceso del nacimiento, hay una etapa en la que a la mujer de parto le da la sensación de estar en otro planeta; para llegar a ese “otro planeta”, ha tenido que cambiar su nivel de conciencia reduciendo la actividad del neocórtex. Y al contrario, durante el proceso del nacimiento y cualquier experiencia sexual, una estimulación del neocórtex tiene un efecto inhibitorio: una conversación lógica, sentirse observada, luces fuertes, etc. Hay pocas parejas que puedan hacer el amor si se sienten observadas o si sus neocórtex se encuentran estimulados por luces fuertes o pensamientos lógicos. Resulta irónico que los mamíferos no humanos, cuyo neocórtex no está tan desarrollado como el nuestro, cuenten con una estrategia para dar a luz en privado. La sensación de seguridad es un requisito previo para mantener el estado de privacidad. Para uno sentirse seguro, antes debe de sentirse protegido. Recordemos que las primeras comadronas eran normalmente las madres de las mujeres que estaban dando a luz. Otras comadronas que sustituían a la figura materna debían ser, sobre todo, personas protectoras. «Durante el proceso del nacimiento, hay una etapa en la que a la mujer de parto le da la sensación de estar en otro planeta; para llegar a ese “otro planeta”, ha tenido que cambiar su nivel de conciencia reduciendo la actividad del neocórtex» Tratar la sexualidad como un todo supone tener en cuenta muchas implicaciones. En las sociedades en las que la sexualidad genital está muy reprimida, las mujeres tienen una menor probabilidad de tener partos más fáciles, y a la inversa, la rutina hipercontroladora del proceso del nacimiento probablemente influye en otros aspectos de nuestra vida sexual. Es necesario un completo trabajo para estudiar estas correlaciones, las cuales están basadas en muchos textos antropológicos de la muy reciente y moderna etnología, como el trabajo de Malinowski The Sexual Life of Savages (7) y los estudios de Margaret Mead. Nos encontramos con las mismas correlaciones cuando comparamos las últimas estadísticas relacionadas con el nacimiento del s. XX en los países de Europa: los nacimientos son más fáciles en Suecia que en Italia. Por supuesto, amor y sexualidad no son sinónimos. Nadie puede definir el amor, ni nadie puede analizar con precisión los distintos tipos de amor. La última forma de amor entre los humanos debería de ser el amor a la Naturaleza, un gran respeto hacia la Madre Tierra. Durante la primera hora que sigue al nacimiento, el primer contacto del bebé con su madre es un período crítico en el desarrollo de la capacidad de respeto a la Naturaleza. Debe de existir algo en común entre la relación con la madre y la relación con la Madre Tierra. Debe de haber algunas, muy pocas, culturas en la que no exista excusa alguna para interferir en el primer contacto entre la madre y el bebé. En estas culturas, la necesidad de dar a luz en la intimidad siempre se ha respetado, culturas que se han desarrollado en sitios donde los humanos tenían que vivir sus vidas en armonía con el ecosistema, donde resultaba una ventaja desarrollar y mantener el respeto hacia la Madre Tierra. Cuando el proceso del nacimiento se vea como un período de suma importancia en el desarrollo de la capacidad de amar, ocurrirá la revolución en nuestra visión de la violencia. Michel Odent Publicado en la Revista Ostare nº 7, invierno 2002 (pp.46-50) BIBLIOGRAFÍA 1. Carmichael, M.S., Humber, R., et al., (1987): Plasma oxytocin increases in the human sexual response. J. Clin. Endocrinol. Metab. 64: 27. 2. Egli, G.E., Newton, M. (1961): Transport of carbon particles in human female reproductive tract. Fertility and Sterility, 12: 151-155. 3. Mead, M. (1948): Male and Female. New York, William Morrow and Co. 4. Reich, W. (1968): The Function of Orgasm. London: Panther Books. 5. Pert, C.B. and Snyder, S.H. (1973): Opiate receptor: A demonstration in nervous tissue. Science 179: 1011-1014. 6. Odent, M. (1987): The foetus ejection reflex. Birth 14:104-105. See also Odent, M. (1991). Fear of death during labour. J.of Reproductive and Infant Psychology, 9:43-47. 7. Malinowski, B. (1919): The Sexual Life of Savages. New York, Harvest Books. Artículos relacionados: ¿Es la promoción de la lactancia tan inútil como la promoción del amor? Primera hora tras el nacimiento: dejen en paz a la madre La maravilla del vínculo afectivo Libros relacionados La vida fetal, el nacimiento y el futuro de la humanidad La cientificación del amor

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7.9.08 TODAS SOMOS PUTAS I La prostituta es el prototipo de mujer estigmatizada. Se la nombra y a la vez se la deshonra con el apelativo “puta”. Ahora bien, la palabra no hace referencia únicamente a las prostitutas, es una etiqueta que puede ser aplicada a cualquier mujer. El significado adjetival de puta es incasta e incasta se define como: “dada a las relaciones sexuales ilegales o inmorales; falta de pureza, virginidad, decencia, moderación e ingenuidad; mancillada (es decir, manchada, corrompida). Llegamos al punto de que cualquier mujer (y no hombre) puede ser estigmatizada social y culturalmente como puta cuando sus comportamientos sexuales o sociales no se adecuan a los patrones de lo social- culturalmente correcto. Estos patrones de comportamientos dentro de la decencia, vienen marcados, en el mundo occidental, por el cristianismo. La falta de castidad en las mujeres deviene un signo de mancilla, de suciedad y por tanto de disponibilidad sexual. Esta visión maniquea de la “mujer como pura o si no compartida por todos”, documentada en el s.XV (Rossiaud, 1978) y válida en nuestro tiempo sirve para justificar la violencia masculina contra las llamadas mujeres incastas y culpar a esas mujeres por cualquier abuso que puedan sufrir. Así pues una mujer a la que se le asigna el estigma de puta puede ser violada, agredida, asesinada y será considerada cómplice de su propia destrucción. De esta manera, el asesinato o abuso de prostitutas o mujeres con tal estigma no preocupa ni apena a la sociedad dominante, sino que aumenta la disociación pública respecto de las putas y refuerza la idea de que la falta de castidad es un crimen que merece la pena de muerte o la humillación. En estos términos se ha declarado la Conferencia Episcopal al argumentar que el asesinato de mujeres a manos de sus maridos (ex maridos o similar) y el abuso sexual a mujeres y menores son fruto de la disociación entre matrimonio-amor/ sexo y culpabiliza a la revolución sexual de las mujeres del terrorismo patriarcal. Pero el documento episcopal no tiene desperdicio y continua diciendo que el hombre enmarcado dentro de esta “liberación” sexual de las mujeres es “un sujeto débil, arrastrado por los impulsos” haciendo hincapié en la visión de la contemporánea Eva, la mujer pecaminosa enfrentada al también contemporáneo Adan, víctima de sus maquiavélicas confabulaciones. La conferencia episcopal ( que además va más allá en su tarea evangelizadora queriendo implantar esta doctrina en la escuela) estigmatiza como putas a todas las mujeres o a aquellas inmersas en esta revolución sexual y las culpabiliza de su propia desgracia. Este documento concluye y extiende las pinceladas ultraconservadoras que ya apuntó Manuel Fraga, al hablar de un alcalde condenado por abusar de una menor, unos días antes diciendo que este hecho era causado por el clima vivido en la actualidad de “abortos sin condiciones, amor libre y parejas de hecho”. Cierto es, que estos argumentos son sostenidos consciente o inconscientemente por gran parte de la población, que residen en definitiva en el imaginario social y es en estos frentes en los que es necesario una renovación de ideas. Es penoso encontrarnos de nuevo con la Conferencia Episcopal ejerciendo de procuradores en cortes y de referentes de la opinión pública extralimitándose más allá de sus púlpitos y agrediendo verbalmente a la mitad de la población mundial, las mujeres. En definitiva, valga decir, ante esta sarta de malintencionados insultos, que el amor o es libre o no es nada, lo que ellos defienden es otra cosa; es una unión basada en el sometimiento y la tortura, y eso señores obispos no es amor. II El estigma de puta no está a disposición de ser derogado o eliminado porque forma parte del imaginario social y este a su vez deviene una de los principales pilares del sistema patriarcal. El estigma de puta se asocia a aquellas mujeres que faltan a la castidad, es decir a las mujeres que mantienen comportamientos incastos. De esta manera, y retomando la definición de incasta (Todas somos putas I) veremos las diferentes vertientes del significado de la falta de castidad que propician la estigmatización de las mujeres como putas. Falta de castidad = Sexo ilícito La mujer puede resultar objeto del estigma de puta en el momento de participar en una relación sexual considerada ilícita legal o moralmente. Existen una serie de conductas encuadradas tradicionalmente dentro del dominio de la sexualidad prohibida para las mujeres: sexo antes o fuera del matrimonio, sexo en caso de ser divorciada o viuda, sexo con más de una pareja, sexo diferente del coito heterosexual (anal, oral o sadomasoquista), sexo con otra mujer, sexo que cruce las barreras del color. Es más la iniciativa sexual, el conocimiento, y la destreza sexual en mujeres son signos de conducta incasta. Falta de castidad = Mancilla La falta de castidad como mancilla hace referencia a la experiencia sexual. La virginidad femenina se ha considerado tradicionalmente lo opuesto a la mancilla. La mancilla hace referencia a la contaminación física o violación. Se puede estigmatizar a las mujeres jóvenes como putas una vez se han encontrado expuestas al sexo, ya sea a la fuerza o por propia elección. Dado que este estigma tiene consecuencias tan devastadoras para el futuro de la mujer joven, los padres/madres son socializados para proteger la reputación de sus hijas, incluso a costa del libre desarrollo de éstas. De manera implícita se hace responsable a la chica de incitar el asalto sexual masculino. Falta de castidad = Indecencia y Libertinaje Indecente se define como “indecoroso, impúdico, obsceno”; libertinaje se dice de la conducta de alguien que “no cuida las formas, que carece de autocontrol, inmoderado, exagerado”. Las putas o mujeres estigmatizadas como tal son mujeres que enseñan demasiado, dicen demasiado, ríen demasiado, comen demasiado, llevan demasiado maquillaje o joyas o perfume. Demasiado de lo que sea resulta incasto para las mujeres, se considera obsceno. Así pues, se establece una doble dicotomía: exceso = puta/ discreción = mujer virtuosa. Falta de castidad = Mujeres Autónomas, Inteligentes, Conspicuas La última definición de la falta de castidad es la de carente de sencillez. Una mujer casta debe ser una mujer simple. “Simple” se define como “no desarrollada, carente de adorno, inocente alocada, no experimentada, insignificante”. De esta definición surgen tres categorías: (1) el estigma asociado a la autonomía de las mujeres, es decir, al desarrollo, la experiencia; (2) el estigma asociado a la inteligencia y la sofisticación, es decir, lo opuesto al carácter alocado o inocente; y (3) el estigma asociado a una apariencia conspicua, es decir, el adorno, la afirmación, la visibilidad. Es incasto e incorrecto ser demasiado inteligente y demostrarlo públicamente. A la mujer inteligente se la degrada como aberración del género femenino y a la mujer banal se la degrada por ser la típica mujer. De la exigencia a las mujeres de simplicidad se deduce que se espera de las mujeres que “encajen” mostrándose agradables, apropiadas, discretas. Por ejemplo se supone que las mujeres gordas, discapacitadas o culturalmente distintas deben o bien permanecer fuera de la vista o hacerse a si mismas inconspicuas quedándose sentadas o escondiendo su cuerpo dentro de ropa negra, suelta, sin ajustar. Mujeres negras o de otras étnias distinta a la blanca, mujeres de clase trabajadora, mujeres divorciadas, mujeres gordas, mujeres maltratadas, mujeres violadas o agredidas son más vulnerables al estigma de puta que las mujeres blancas, de clase media, delgadas y otras supuestamente no echadas a perder. Independientemente de su actividad o historia sexual, a tales mujeres marcadas se les supone mayor grado de experiencia sexual y una disponibilidad sexual mayor. La amenaza del estigma de puta actúa como el látigo que mantiene a la humanidad femenina en un estado de subordinación pura. De esta manera no debemos avergonzarnos del estigma que nos impone un sistema de poderes que rechazamos, que luchamos por destruir y que ni tan siquiera reconocemos; porque en definitiva, TODAS SOMOS PUTAS. posted by cristina damian at 5:09 PM http://vamonoh-pa-lo-oscurito.blogspot.com.es/2008/09/todas-somos-putas.html

SER MUJER un mágico viaje.wmv

*"Globul de Cristal"**John William Waterhouse

jueves, 12 de abril de 2012

Heroínas: Goliarda Sapienza,

Heroínas: Goliarda Sapienza,: Nació en Catania, Sicilia,  el 10 de mayo de 1924. Hija de Giuseppe Sapienza, abogado y anarquista y Maria Giudice,  feminista y s...

lunes, 9 de abril de 2012

En el reino de la diferencia se llega a una pluralismo gracias al reconocimiento del otro que en igualdad de derechos y de perspectivas distintas. Las manifestaciones de la cultura se hacen posibles mediante un espíritu de tolerancia y un ...espíritu de tolerancia se hace posible mediante la cultura; esto es, el hombre adquiere un espíritu de tolerancia por el conocimiento y la formación que proporciona la cultura, como la cultura se hace posible por el espíritu de tolerancia que impera en la sociedad. Allí se da una simbiosis, que quiere decir que entre más alto sea el nivel de la cultura de una sociedad, más alto será el nivel de espíritu tolerante, como entre más alto sea el espíritu de tolerancia, más alto será el nivel de la cultura porque estar inmersos en la cultura define una postura ética, una visión de respeto por las diferencias, un reconocimiento del otro. La tolerancia en la sociedad contemporánea tiene que llevarse hasta la esfera racial, étnica, religiosa, lingüística, cultural, social, política y sexual, esto es, a todos los componentes de la cultura porque el etnocentrismo, el racismo, la xenofobia, el sexismo, la sexofobia son manifestaciones de la intolerancia que fractura el respeto por la diferencia y sus libertades. Los perjuicios son las consideraciones que fomentan la intolerancia en tanto que impiden reconocer al otro en su diversidad

Sade - Pearls (Subtitulos en español)

http://cuentosdelmundos.blogspot.com.es/2010/04/la-sirena.html
BASILISA LA HERMOSA
En un reino vivía una vez un comerciante con su mujer y su única hija, llamada Basilisa la Hermosa. Al cumplir la niña los ocho años se puso enferma su madre, y presintiendo su próxima muerte llamó a Basilisa, le dio una muñeca y le dijo: -Escúchame, hijita mía, y acuérdate bien de mis últimas palabras. Yo me muero y con mi bendición te dejo esta muñeca; guárdala siempre con cuidado, sin mostrarla a nadie, y cuando te suceda alguna desdicha, pídele consejo. Después de haber dicho estas palabras, la madre besó a su hija, suspiró y se murió. El comerciante, al quedarse viudo, se entristeció mucho; pero pasó tiempo, se fue consolando y decidió volver a casarse. Era un hombre bueno y muchas mujeres lo deseaban por marido; pero entre todas eligió una viuda que tenía dos hijas de la edad de Basilisa y que en toda la comarca tenía fama de ser buena madre y ama de casa ejemplar. El comerciante se casó con ella, pero pronto comprendió que se había equivocado, pues no encontró la buena madre que para su hija deseaba. Basilisa era la joven más hermosa de la aldea; la madrastra y sus hijas, envidiosas de su belleza, la mortificaban continuamente y le imponían toda clase de trabajos para ajar su hermosura a fuerza de cansancio y para que el aire y el sol quemaran su cutis delicado. Basilisa soportaba todo con resignación y cada día crecía su hermosura, mientras que las hijas de la madrastra, a pesar de estar siempre ociosas, se afeaban por la envidia que tenían a su hermana. La causa de esto no era ni más ni menos que la buena Muñeca, sin la ayuda de la cual Basilisa nunca hubiera podido cumplir con todas sus obligaciones. La Muñeca la consolaba en sus desdichas, dándole buenos consejos y trabajando con ella. Así pasaron algunos años y las muchachas llegaron a la edad de casarse. Todos los jóvenes de la ciudad solicitaban casarse con Basilisa, sin hacer caso alguno de las hijas de la madrastra. Ésta, cada vez más enfadada, contestaba a todos: -No casaré a la menor antes de que se casen las mayores. Y después de haber despedido a los pretendientes, se vengaba de la pobre Basilisa con golpes e injurias. Un día el comerciante tuvo necesidad de hacer un viaje y se marchó. Entretanto, la madrastra se mudó a una casa que se hallaba cerca de un espeso bosque en el que, según decía la gente, aunque nadie lo había visto, vivía la terrible bruja Baba-Yaga; nadie osaba acercarse a aquellos lugares, porque Baba-Yaga se comía a los hombres como si fueran pollos. Después de instaladas en el nuevo alojamiento, la madrastra, con diferentes pretextos, enviaba a Basilisa al bosque con frecuencia; pero a pesar de todas sus astucias la joven volvía siempre a casa, guiada por la Muñeca, que no permitía que Basilisa se acercase a la cabaña de la temible bruja. Llegó el otoño, y un día la madrastra dio a cada una de las tres muchachas una labor: a una le ordenó que hiciese encaje; a otra, que hiciese medias, y a Basilisa le mandó hilar, obligándolas a presentarle cada día una cierta cantidad de trabajo hecho. Apagó todas las luces de la casa, excepto una vela que dejó encendida en la habitación donde trabajaban sus hijas, y se acostó. Poco a poco, mientras las muchachas estaban trabajando, se formó en la vela un pabilo, y una de las hijas de la madrastra, con el pretexto de cortarlo, apagó la luz con las tijeras. -¿Qué haremos ahora? -dijeron las jóvenes-. No había más luz que ésta en toda la casa y nuestras labores no están aún terminadas. ¡Habrá que ir en busca de luz a la cabaña de Baba-Yaga! -Yo tengo luz de mis alfileres -dijo la que hacía el encaje-. No iré yo. -Tampoco iré yo -añadió la que hacía las medias-. Tengo luz de mis agujas. -¡Tienes que ir tú en busca de luz! -exclamaron ambas-. ¡Anda! ¡Ve a casa de Baba-Yaga! Y al decir esto echaron a Basilisa de la habitación. Basilisa se dirigió sin luz a su cuarto, puso la cena delante de la Muñeca y le dijo: -Come, Muñeca mía, y escucha mi desdicha. Me mandan a buscar luz a la cabaña de Baba-Yaga y ésta me comerá. ¡Pobre de mí! -No tengas miedo -le contestó la Muñeca-; ve donde te manden, pero no te olvides de llevarme contigo; ya sabes que no te abandonaré en ninguna ocasión. Basilisa se metió la Muñeca en el bolsillo, se persignó y se fue al bosque. La pobrecita iba temblando, cuando de repente pasó rápidamente por delante de ella un jinete blanco como la nieve, vestido de blanco, montado en un caballo blanco y con un arnés blanco; en seguida empezó a amanecer. Siguió su camino y vio pasar otro jinete rojo, vestido de rojo y montado en un corcel rojo, y en seguida empezó a levantarse el sol. Durante todo el día y toda la noche anduvo Basilisa, y sólo al atardecer del día siguiente llegó al claro donde se hallaba la cabaña de Baba-Yaga; la cerca que la rodeaba estaba hecha de huesos humanos rematados por calaveras; las puertas eran piernas humanas; los cerrojos, manos, y la cerradura, una boca con dientes. Basilisa se llenó de espanto. De pronto apareció un jinete todo negro, vestido de negro y montando un caballo negro, que al aproximarse a las puertas de la cabaña de Baba-Yaga desapareció como si se lo hubiese tragado la tierra; en seguida se hizo de noche. No duró mucho la oscuridad: de las cuencas de los ojos de todas las calaveras salió una luz que alumbró el claro del bosque como si fuese de día. Basilisa temblaba de miedo y no sabiendo dónde esconderse, permanecía quieta. De pronto se oyó un tremendo alboroto: los árboles crujían, las hojas secas estallaban y la espantosa bruja Baba-Yaga apareció saliendo del bosque, sentada en su mortero, arreando con el mazo y barriendo sus huellas con la escoba. Se acercó a la puerta, se paró, y husmeando el aire, gritó: -¡Huele a carne humana! ¿Quién está ahí? Basilisa se acercó a la vieja, la saludó con mucho respeto y le dijo: -Soy yo, abuelita; las hijas de mi madrastra me han mandado que venga a pedirte luz. -Bueno -contestó la bruja-, las conozco bien; quédate en mi casa y si me sirves a mi gusto te daré la luz. Luego, dirigiéndose a las puertas, exclamó: -¡Ea!, mis fuertes cerrojos, ¡ábranse! ¡Ea!, mis anchas puertas, ¡déjenme pasar! Las puertas se abrieron; Baba-Yaga entró silbando, acompañada de Basilisa, y las puertas se volvieron a cerrar solas. Una vez dentro de la cabaña, la bruja se echó en un banco y dijo: -¡Quiero cenar! ¡Sirve toda la comida que está en el horno! Basilisa encendió una tea acercándola a una calavera, y se puso a sacar la comida del horno y a servírsela a Baba-Yaga; la comida era tan abundante que habría podido satisfacer el hambre de diez hombres; después trajo de la bodega vinos, cerveza, aguardiente y otras bebidas. Todo se lo comió y se lo bebió la bruja, y a Basilisa le dejó tan sólo un poquitín de sopa de coles y una cortecita de pan. Se preparó para acostarse y dijo a la nueva doncella: -Mañana tempranito, después que me marche, tienes que barrer el patio, limpiar la cabaña, preparar la comida y lavar la ropa; luego tomarás del granero un celemín de trigo y lo expurgarás del maíz que tiene mezclado. Procura hacerlo todo, porque si no te comeré a ti. Después de esto, Baba-Yaga se puso a roncar, mientras que Basilisa, poniendo ante la Muñeca las sobras de la comida y vertiendo amargas lágrimas, dijo: -Toma, Muñeca mía, come y escúchame. ¡Qué desgraciada soy! La bruja me ha encargado que haga un trabajo para el que harían falta cuatro personas y me amenazó con comerme si no lo hago todo. La Muñeca contestó: -No temas nada, Basilisa; come, y después de rezar, acuéstate; mañana arreglaremos todo. Al día siguiente se despertó Basilisa muy tempranito, miró por la ventana y vio que se apagaban ya los ojos de las calaveras. Vio pasar y desaparecer al jinete blanco, y en seguida amaneció. Baba-Yaga salió al patio, silbó, y ante ella apareció el mortero con el mazo y la escoba. Pasó a todo galope el jinete rojo, e inmediatamente salió el sol. La bruja se sentó en el mortero y salió del patio arreando con el mazo y barriendo con la escoba. Basilisa se quedó sola, recorrió la cabaña, se admiró al ver las riquezas que allí había y se quedó indecisa sin saber por cuál trabajo empezar. Miró a su alrededor y vio que de pronto todo el trabajo aparecía hecho; la Muñeca estaba separando los últimos granos de trigo de los de maíz. -¡Oh mi salvadora! -exclamó Basilisa-. Me has librado de ser comida por Baba-Yaga. -No te queda más que preparar la comida -le contestó la Muñeca al mismo tiempo que se metía en el bolsillo de Basilisa-. Prepárala y descansa luego de tu labor. Al anochecer, Basilisa puso la mesa, esperando la llegada de Baba-Yaga. Ya anochecía cuando pasó rápidamente el jinete negro, e inmediatamente obscureció por completo; sólo lucieron los ojos de las calaveras. Luego crujieron los árboles, estallaron las hojas y apareció Baba-Yaga, que fue recibida por Basilisa. -¿Está todo hecho? -preguntó la bruja. -Examínalo todo tú misma, abuelita. Baba-Yaga recorrió toda la casa y se puso de mal humor por no encontrar un solo motivo para regañar a Basilisa. -Bien -dijo al fin, y se sentó a la mesa; luego exclamó-: ¡Mis fieles servidores, vengan a moler mi trigo! En seguida se presentaron tres pares de manos, cogieron el trigo y desaparecieron. Baba-Yaga, después de comer hasta saciarse, se acostó y ordenó a Basilisa: -Mañana harás lo mismo que hoy, y además tomarás del granero un montón de semillas de adormidera y las escogerás una a una para separar los granos de tierra. Y dada esta orden se volvió del otro lado y se puso a roncar, mientras Basilisa pedía consejo a la Muñeca. Ésta repitió la misma contestación de la víspera: -Acuéstate tranquila después de haber rezado. Por la mañana se es más sabio que por la noche; ya veremos cómo lo hacemos todo. Por la mañana la bruja se marchó otra vez, y la muchacha, ayudada por su Muñeca, cumplió todas sus obligaciones. Al anochecer volvió Baba-Yaga a casa, visitó todo y exclamó: -¡Mis fieles servidores, mis queridos amigos, vengan a prensar mi simiente de adormidera! Se presentaron los tres pares de manos, cogieron las semillas de adormidera y se las llevaron. La bruja se sentó a la mesa y se puso a cenar. -¿Por qué no me cuentas algo? -preguntó a Basilisa, que estaba silenciosa-. ¿Eres muda? -Si me lo permites, te preguntaré una cosa. -Pregunta; pero ten en cuenta que no todas las preguntas redundan en bien del que las hace. Cuanto más sabio se es, se es más viejo. -Quiero preguntarte, abuelita, lo que he visto mientras caminaba por el bosque. Me adelantó un jinete todo blanco, vestido de blanco y montado sobre un caballo blanco. ¿Quién era? -Es mi Día Claro -contestó la bruja. -Más allá me alcanzó otro jinete todo rojo, vestido de rojo y montando un corcel rojo. ¿Quién era éste? -Es mi Sol Radiante. -¿Y el jinete negro que me encontré ya junto a tu puerta? -Es mi Noche Oscura. Basilisa se acordó de los tres pares de manos, pero no quiso preguntar más y se calló. -¿Por qué no preguntas más? -dijo Baba-Yaga. -Esto me basta; me has recordado tú misma, abuelita, que cuanto más sepa seré más vieja. -Bien -repuso la bruja-; bien haces en preguntar sólo lo que has visto fuera de la cabaña y no en la cabaña misma, pues no me gusta que los demás se enteren de mis asuntos. Y ahora te preguntaré yo también. ¿Cómo consigues cumplir con todas las obligaciones que te impongo? -La bendición de mi madre me ayuda -contestó la joven. -¡Oh lo que has dicho! ¡Vete en seguida, hija bendita! ¡No necesito almas benditas en mi casa! ¡Fuera! Y expulsó a Basilisa de la cabaña, la empujó también fuera del patio; luego, tomando de la cerca una calavera con los ojos encendidos, la clavó en la punta de un palo, se la dio a Basilisa y le dijo: -He aquí la luz para las hijas de tu madrastra; tómala y llévatela a casa. La muchacha echó a correr alumbrando su camino con la calavera, que se apagó ella sola al amanecer; al fin, a la caída de la tarde del día siguiente llegó a su casa. Se acercó a la puerta y tuvo intención de tirar la calavera pensando que ya no necesitarían luz en casa; pero oyó una voz sorda que salía de aquella boca sin dientes, que decía: «No me tires, llévame contigo.» Miró entonces a la casa de su madrastra, y no viendo brillar luz en ninguna ventana, decidió llevar la calavera consigo. La acogieron con cariño y le contaron que desde el momento en que se había marchado no tenían luz, no habían podido encender el fuego y las luces que traían de las casas de los vecinos se apagaban apenas entraban en casa. -Acaso la luz que has traído no se apague -dijo la madrastra. Trajeron la calavera a la habitación y sus ojos se clavaron en la madrastra y sus dos hijas, quemándolas sin piedad. Intentaban esconderse, pero los ojos ardientes las perseguían por todas partes; al amanecer estaban ya las tres completamente abrasadas; sólo Basilisa permaneció intacta. Por la mañana la joven enterró la calavera en el bosque, cerró la casa con llave, se dirigió a la ciudad, pidió alojamiento en casa de una pobre anciana y se instaló allí esperando que volviese su padre. Un día dijo Basilisa a la anciana: -Me aburro sin trabajo, abuelita. Cómprame del mejor lino e hilaré, para matar el tiempo. La anciana compró el lino y la muchacha se puso a hilar. El trabajo avanzaba con rapidez y el hilo salía igualito y finito como un cabello. Pronto tuvo un gran montón, suficiente para ponerse a tejer; pero era imposible encontrar un peine tan fino que sirviese para tejer el hilo de Basilisa y nadie se comprometía a hacerlo. La muchacha pidió ayuda a su Muñeca, y ésta en una sola noche le preparó un buen telar. A fines del invierno el lienzo estaba ya tejido y era tan fino que se hubiera podido enhebrar en una aguja. En la primavera lo blanquearon, y entonces dijo Basilisa a la anciana: -Vende el lienzo, abuelita, y guárdate el dinero. La anciana miró la tela y exclamó: -No, hijita; ese lienzo, salvo el zar, no puede llevarlo nadie. Lo enseñaré en palacio. Se dirigió a la residencia del zar y se puso a pasear por delante de las ventanas de palacio. El zar la vio y le preguntó: -¿Qué quieres, viejecita? -Majestad -contestó ésta-, he traído conmigo una mercancía preciosa que no quiero mostrar a nadie más que a ti. El zar ordenó que la hiciesen entrar, y al ver el lienzo se quedó admirado. -¿Qué quieres por él? -preguntó. -No tiene precio, padre y señor; te lo he traído como regalo. El zar le dio las gracias y la colmó de regalos. Empezaron a cortar el lienzo para hacerle al zar unas camisas; cortaron la tela, pero no pudieron encontrar lencera que se encargase de coserlas. La buscaron largo tiempo, y al fin el zar llamó a la anciana y le dijo: -Ya que has sabido hilar y tejer un lienzo tan fino, por fuerza tienes que saber coserme las camisas. -No soy yo, majestad, quien ha hilado y tejido esta tela; es labor de una hermosa joven que vive conmigo. -Bien; pues que me cosa ella las camisas. Volvió la anciana a su casa y contó a Basilisa lo sucedido y ésta repuso: -Ya sabía yo que me llamarían para hacer este trabajo. Se encerró en su habitación y se puso a trabajar. Cosió sin descanso y pronto tuvo hecha una docena de camisas. La anciana las llevó a palacio, y mientras tanto Basilisa se lavó, se peinó, se vistió y se sentó a la ventana esperando lo que sucediera. Al poco rato vio entrar en la casa a un lacayo del zar, que dirigiéndose a la joven dijo: -Su Majestad el zar quiere ver a la hábil lencera que le ha cosido las camisas, para recompensarla según merece. Basilisa la Hermosa se encaminó a palacio y se presentó al zar. Apenas éste la vio se enamoró perdidamente de ella. -Hermosa joven -le dijo-, no me separaré de ti, porque serás mi esposa. Entonces tomó a Basilisa la Hermosa de la mano, la sentó a su lado y aquel mismo día celebraron la boda. Cuando volvió el padre de Basilisa tuvo una gran alegría al conocer la suerte de su hija y se fue a vivir con ella. En cuanto a la anciana, la joven zarina la acogió también en su palacio y a la Muñeca la guardó consigo hasta los últimos días de su vida, que fue toda ella muy feliz.
EL INFORTUNIO -Alekandr Nikoalevich Afanasiev
En una aldea vivían dos campesinos hermanos; uno pobre y el otro rico. El rico se trasladó a una gran ciudad, se hizo construir una gran casa, se estableció en ella y se inscribió en el gremio de comerciantes. Entretanto, al pobre le faltaba muchas veces hasta pan para sus hijos, que lloraban y le pedían de comer. El desgraciado padre trabajaba como un negro de la mañana a la noche, sin lograr ganar lo suficiente para sustentar a su familia. Un día dijo a su mujer: -Iré a la ciudad y pediré a mi hermano que me preste ayuda. Fue a casa del hermano rico y le habló así: -¡Oh, hermano mío! Ayúdame en mi desgracia: mi mujer y mis hijos están sin comer y se mueren de hambre. -Si trabajas en mi casa durante esta semana, te ayudaré -respondió el rico. El pobre se puso a trabajar con ardor: limpiaba el patio, cuidaba los caballos, traía agua y partía la leña. Transcurrida la semana, el rico le dio tan sólo un pan, diciéndole: -He aquí el pago de tu trabajo. -Gracias -le dijo el pobre, e hizo ademán de marcharse; pero el hermano lo detuvo, diciéndole: -Espera. Ven mañana a visitarme y trae contigo a tu mujer, porque mañana es el día de mi santo. -¿Cómo quieres que venga? Vendrán a verte ricos comerciantes que visten abrigos forrados de pieles y botas grandes de cuero, mientras que yo llevo calzado de líber y un viejo caftán gris. -¡No importa! Ven; eres mi hermano y habrá sitio también para ti. -Bueno, hermano mío, gracias. El pobre volvió a casa, entregó a su mujer el pan y le dijo: -Oye, mujer: nos han convidado para mañana. -¿Quién nos ha convidado? -Mi hermano, porque es el día de su santo. -Muy bien. Iremos. Por la mañana se levantaron y se marcharon a la ciudad. Llegaron a casa del rico, lo felicitaron y se sentaron en un banco. Había mucha gente notable sentada a la mesa, y el dueño atendía a todos con amabilidad; pero de su hermano y de su cuñada no hacía caso ninguno ni les ofrecía nada de comer. Los dos permanecían sentados en un rincón viendo cómo comían y bebían los demás. Al fin terminó el festín; los convidados se levantaron de la mesa y dieron las gracias a los dueños de la casa. Entonces el pobre se levantó también del banco e hizo a su hermano una respetuosa reverencia. Todos se dirigieron a sus casas haciendo un gran ruido y cantando con la alegría del que ha comido bien y bebido mejor. El pobre se fue también, y mientras caminaba dijo a su mujer: -Vamos a cantar también nosotros. -¡Qué estúpido eres! La gente canta porque ha comido bien y bebido mucho. ¿Por qué vas a cantar tú? -De todos modos cantaré, porque hemos presenciado el festín de mi hermano y me da vergüenza por él el ir callado. Si voy cantando, los que me vean creerán que yo también he comido y bebido. -Pues canta tú si quieres, que por lo que a mí hace, no cantaré -dijo la mujer con malos modos. El campesino se puso a cantar una canción, y le pareció oír que otra voz acompañaba a la suya; en seguida dejó de cantar y preguntó a su mujer: -¿Eres tú la que me acompañaba cantando con una vocecita aguda? -Ni siquiera he pensado en hacerlo. -Pues ¿quién podrá ser? -No sé -contestó la mujer-. Empieza otra vez, yo escucharé. Se puso a cantar otra vez, y aunque cantaba él solo, se oían dos voces; entonces se paró y exclamó: -¿Quién es el que me acompaña en mi canto? La voz contestó: -Soy yo: el Infortunio. -Pues bien, Infortunio, vente con nosotros. -Vamos, mi amo; ya no me separaré de ti nunca. Llegaron a casa y el Infortunio le propuso irse los dos a la taberna. El campesino le contestó: -No tengo dinero, amigo. -¡Oh tonto! ¿Para qué necesitas dinero? ¿No llevas una pelliza? ¿Para qué te sirve? Pronto vendrá el verano y no la necesitarás. Vamos a la taberna y allí la venderemos. El campesino con el Infortunio se fueron a la taberna y se dejaron allí la pelliza. Al día siguiente el Infortunio tenía dolor de cabeza; se puso a gemir, y otra vez pidió al campesino que le llevase a la taberna para beber un vaso de vino. -No tengo dinero -le contestó el pobre hombre. -Pero ¿para qué necesitamos dinero? Lleva el trineo y el carro y será bastante. El campesino no tuvo más remedio que obedecer al Infortunio. Cogió el trineo y el carro, los llevó a la taberna, allí los vendieron, y se gastaron todo el dinero y se emborracharon ambos. A la mañana siguiente el Infortunio se quejó aún más, pidiendo, al que llamaba su amo, una copita de aguardiente; el desgraciado campesino tuvo que vender su arado. Aún no había pasado un mes cuando se encontró sin muebles, sin sus aperos de labranza y hasta sin su propia cabaña: todo lo había vendido y el dinero había tomado el camino de la taberna. Pero el insaciable Infortunio se pegó a él otra vez, diciéndole: -Vámonos a la taberna. -¡Oh no, Infortunio! ¿No ves que ya no me queda nada que vender? -¿Cómo que no tienes nada? Tu mujer tiene aún dos sarafanes; con uno tiene bastante para vestirse y podemos vender el otro. El pobre cogió el vestido de su mujer, lo vendió, gastándose el dinero en la taberna, y después pensó así: «Ahora sí que no tengo nada: ni muebles, ni casa, ni vestidos.» Por la mañana, el Infortunio despertó, y viendo que su amo ya no tenía nada que vender, le dijo: -Escucha, amo. -¿Qué quieres, Infortunio? -Ve a casa de tu vecino y pídele un carro con un par de bueyes. El campesino se dirigió a casa de su vecino y le dijo: -Préstamo tu carro y un par de bueyes por hoy y trabajaré después para ti una semana. -¿Y para qué los necesitas? -Tengo que ir al bosque a coger leña. -Bien, llévatelos; pero no los cargues demasiado. -¡Dios me guarde de hacerlo! Condujo los bueyes a su casa, se sentó en el carro con el Infortunio y se dirigió al campo. -Oye, amo -le preguntó el Infortunio-: ¿conoces un sitio donde hay una gran piedra? -Ya lo creo que lo conozco. -Pues si lo conoces lleva el carro directamente allí. Llegado al sitio indicado se pararon y bajaron a tierra. El Infortunio indicó al campesino que levantase la piedra; éste lo hizo así y vieron que debajo de ella había una cavidad llena de monedas de oro. -¿Qué es lo que miras ahí parado? -le gritó el Infortunio-. Cárgalo pronto en el carro. El campesino se puso a trabajar y llenó el carro de oro, sacando del hoyo hasta la última moneda. Viendo que la cavidad quedaba vacía, dijo al Infortunio: -Mira, Infortunio, me parece que allí ha quedado aún dinero. El Infortunio se inclinó para ver mejor, y dijo: -¿Dónde? Yo no lo veo. -Allí en un rincón brilla algo. -Pues yo no veo nada. -Baja al fondo y verás. El Infortunio bajó al hoyo, y apenas estuvo allí, el campesino dejó caer la piedra, exclamando: -¡Ahí estás mejor, porque si te llevo conmigo me harás gastar todo el dinero! El campesino, una vez llegado a su casa, llenó la cueva con el dinero, devolvió el carro y los bueyes a su vecino y empezó a meditar sobre el modo de arreglar su vida. Compró madera, se construyó una magnífica casa y se estableció en ella, llevando una vida mucho mejor que la de su hermano el rico. Pasado algún tiempo, un día fue a la ciudad a convidar a su hermano y a su cuñada para el día de su santo. -¿Qué tontería se te ha ocurrido? -le contestó su hermano-. No tienes qué comer y quieres celebrar el día de tu santo. -Verdad es que en otros tiempos no tenía qué comer; pero ahora, gracias a Dios, no tengo menos que tú. Tú ven a casa y verás. -Bien, iremos. Al día siguiente el rico se fue con su mujer a casa de su hermano; al llegar vio con asombro que la cabaña del pobre se había convertido en una magnífica casa; ningún comerciante de la ciudad tenía una parecida. El campesino los convidó con ricos manjares y vinos finos. Después de acabada la comida, el rico preguntó a su hermano: -Dime, por favor, ¿qué has hecho para enriquecerte de ese modo? El hermano le contó todo. Cómo se había pegado a él el Infortunio; cómo lo había hecho gastar en la taberna todo lo que tenía, hasta el último vestido de su mujer, y cuando ya no le quedaba nada le había enseñado el sitio donde se hallaba escondido un inmenso tesoro que había recogido, librándose al mismo tiempo de su mal acompañante. El rico, envidioso de una suerte tan grande, pensó para sus adentros: «Me iré al campo, levantaré la piedra y devolveré la libertad al Infortunio para que arruine por completo a mi hermano y no se vanaglorie delante de mí de sus riquezas.» Envió a casa a su mujer y él se dirigió al campo. Llegó a la gran piedra, la levantó de un lado y se inclinó para ver lo que había escondido debajo. No tuvo tiempo de observar la profundidad del hoyo, porque el Infortunio saltó fuera y se colocó a caballo sobre su cuello, gritándole: -¡Quisiste hacerme morir aquí, pero ahora por nada del mundo nos separaremos! -Escucha, Infortunio. No soy yo -repuso el comerciante- quien te había encerrado en este calabozo. -Pues si no fuiste tú, ¿quién ha sido? -Ha sido mi hermano y yo he venido expresamente para libertarte. -¡Eso son mentiras! Me has engañado ya una vez, pero no me engañarás la segunda. El Infortunio se agarró al cuello del rico comerciante, y éste se lo llevó a su casa. Desde entonces todo empezó a salirle mal. Todas las mañanas el Infortunio empezaba pidiendo una copita de aguardiente, y a fuerza de beber le hizo gastar mucho dinero en la taberna. -Esto no puede durar más -decidió el comerciante-. Bastante he divertido al Infortunio; ya es tiempo de que me separe de él; pero ¿cómo? Pensó en ello mucho tiempo, y al fin se le ocurrió una idea. Fue al patio, hizo dos tapones de madera de encina, cogió una rueda de un carro y metió sólidamente uno de los tapones en el cubo de ella; después se fue a buscar al Infortunio y le dijo: -Oye, Infortunio, ¿por qué estás siempre acostado? -¿Y qué quieres que haga? -Podíamos ir al patio a jugar al escondite. El Infortunio se puso muy contento, y ambos salieron al patio; el comerciante se escondió; pero el Infortunio lo encontró en seguida. Cuando le llegó el turno de esconderse, dijo a su amo: -A mí no me encontrarás tan pronto, porque yo puedo esconderme en cualquier rendija. -¡A que no! -le contestó el comerciante-. ¿No eres capaz de esconderte en el cubo de esta rueda y crees que te vas a poder esconder en una rendija? -¿Cómo que no puedo entrar en el cubo de la rueda? Verás cómo me escondo. El Infortunio se introdujo en el cubo de la rueda, y el comerciante, cogiendo el otro tapón de encina, tapó bien con un mazo el lado abierto; luego cogió la rueda y la tiró al río. El Infortunio se ahogó y el comerciante se volvió a su casa y siguió viviendo como en sus mejores tiempos, estrechando la amistad con su hermano. FIN
Ésta es una gran recopilación de cuentos y leyendas folclóricas, especialmente de los países nórdicos. Lejos de ser cuentos de lectura fácil y agradable, lo cierto es que estan protagonizados por seres y monstruos aterradores y las protagonistas (generalmente muchachas dulces e indefensas que siempre son ayudadas por apuestos principitos; aunque alguna hay más avispada que se las arregla sola) son sufridoras de cientos de pesadillas y trabas espantosas. Uno de los monstruos que más aparece y más me fascina es Baba Yagá, una bruja devoradora de niños, que usa luego sus calaveras para adornar la verja de su casa, que se desplaza de una manera peculiar: en un mortero, propulsándose con la maza como si fuera una javalina y sobrevolando todo el bosque. Sin embargo, si le ofreces una rosa, ella puede concederte un deseo, pero nunca puedes fiarte de ella. Os invito a que leáis cuentos del folclore ruso y nórdico, porque son historias ciertamente interesantes. Os dejo aquí una muestra (aunque obviamente no están tan explayadamente bien redactados como en un libro de cuentos), pero espero que os gusten igual ^^ <

domingo, 8 de abril de 2012

2011 . Aviso para navegantes: este post contiene detalles de cómo han sido mis dos primeros partos, lo que algunos equiparan a las batallitas de la mili en versión femenina. Porque todavía no puedo contar cómo ha sido el tercero, para el que faltan dos meses. Solo mi deseo de que no sea igual, aunque muchos -yo misma incluida durante algún tiempo- dirían que los anteriores fueron perfectos y envidiables. En los dos casos, rompí aguas en casa antes de tener contracciones. Con David, desde ese momento hasta que di a luz, pasaron solo nueve horas, un parto bastante rápido para ser el primero. Con Natalia, ni cinco horas (si me descuido, la tercera va a nacer en el ascensor). No tuve mucho dolor, ya que al poco tiempo de ingresar en el hospital, me pusieron la epidural. Los dos fueron partos vaginales, los niños nacieron sanos, me recuperé bastante bien... ¿Entonces, por qué quiero que el siguiente sea distinto? ¿Por qué pretendo usar métodos alternativos a la epidural para controlar el dolor, y voy a cambiar de ginecólogo y de hospital? . Simplemente, porque en los dos partos anteriores, me sentí, en vez de como una mujer en un momento muy importante de su vida, como un cordero, al que traen y llevan y con el que hacen lo que quieren. Llegué, me ingresaron, una persona que solo dijo que era la matrona me hizo un tacto vaginal (no pido que me inviten a salir o me regalen flores primero, pero creo que algunos profesionales no son conscientes de que lo menos es presentarse, con nombre y apellidos, a una mujer a la que vas a meter la mano hasta el fondo); sin explicarme nada, ni preguntarme nada, me tumbaron, me ataron para monitorizar el ritmo cardíaco del feto, me pusieron una vía y me enchufaron oxitocina sintética (hormona para acelerar las contracciones y el parto). Pedí la epidural (durante el embarazo, tampoco me explicaron otras alternativas, ni las ventajas ni riesgos). No me dieron opción de beber o comer algo. Lo único de lo que me libré fue del rasurado y del enema, que por alguna razón, por suerte, ya no estaban incluidos en el protocolo del hospital. En el paritorio, recuerdo poca cosa. Tumbada en la camilla-potro, con mucha luz en la cara, e instrucciones de cuándo tenía que empujar, porque yo no sentía nada. En algún momento, después de un rato que se me hizo muy largo, rodeada de desconocidos con mascarilla, dejaron pasar a Eduardo. En los dos partos me atendieron ginecólogas, pero tampoco se presentaron. Me hicieron episiotomía las dos veces, sin decirme nada tampoco (por suerte, no lo noté por la epidural). Se llevaron a los bebés a pesar, a hacerles el test de Apgar y a la profilaxis típica antes de ponérmelos encima. Pero cuando amigos y conocidos te preguntan qué tal fue, no cuentas eso. "Muy bien, fue muy rápido. El bebé está estupendo", es lo normal, y más cuando oyes otras historias (20 horas de parto para acabar en cesárea, fórceps, etc). Sin embargo, te queda ese resquemor porque te has perdido una parte muy importante de tu vida, porque ha pasado y no te has enterado muy bien de cómo ha sido. Con ese resquemor, y ya embarazada por tercera vez, llegó a mis manos el libro Los secretos de un parto feliz (Ed. Grijalbo), de Marta Espar. Esta periodista no es ninguna hippy radical. No habla de irte a parir sola a la montaña, ni reniega de todos los avances médicos que han contribuido a reducir las muertes perinatales en las últimas décadas, ni aboga por parir con dolor como dice la condena bíblica. Ha escrito un libro muy documentado, que incluye medio centenar de entrevistas, con madres, pero también con algunos de los ginecólogos, matronas, políticos, gestores y miembros de asociaciones, como El Parto es Nuestro, que en los últimos años están cambiando el panorama de la atención al parto hacia las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, basándose en las últimas evidencias científicas. Unas recomendaciones que han hecho suyas el Ministerio de Sanidad, las comunidades autónomas y las sociedades médicas, al consensuar a finales de 2007 la Estrategia de Atención al Parto Normal, y que sin embargo, se cumplen aún en pocos hospitales y maternidades españolas. En resumen, explica Espar, "el parto es un hecho fisiológico, y solo hay que intervenir cuando es necesario", es decir, cuando hay complicaciones clínicas. En un parto normal, el 80% de los casos, hay multitud de procedimientos que muchas sufrimos que no sólo no están justificados ni aconsejados, sino que en el mejor de los casos producen incomodidad y en el peor, aumentan el riesgo para la madre o el bebé. Prácticas rutinarias que además se realizan sin informar a la parturienta de la causa o pedir autorización, y que normalmente las mujeres no cuestionamos porque creemos que si lo hacen los profesionales, será porque es lo mejor. El problema es cuando, como en mi caso, descubres que no es así. Entre estas prácticas, están el rasurado, el enema o el ayuno total; la administración de oxitocina artificial sin esperar a la progresión natural del parto -provoca contracciones más dolorosas y rápidas que las naturales, lo que aumenta la demanda de analgesia epidural-; obligar a la mujer a permanecer tumbada boca arriba durante la dilatación y el parto, cuando está demostrado que si la mujer puede caminar y cambiar de posición, soporta mucho mejor el dolor de las contracciones y el parto es más rápido; o la episiotomía, un corte en el periné, en teoría para evitar desgarros, pero que aparte de los incómodos puntos, pueden provocar disfunción sexual, incontinencia urinaria y fecal y otras lesiones. En España también se practican muchas más cesáreas de las recomendadas por la OMS (un máximo de un 15%), y aún existe la creencia de que son más seguras que un parto vaginal, cuando se trata de una operación de cirugía mayor que "aplicada en mujeres sanas con partos de bajo riesgo, puede provocar efectos secundarios y complicaciones graves", explica Espar. Para esta periodista y colaboradora de EL PAÍS, se trata de una "cuestión de balance". "¿Qué prefieres, algo de dolor durante el parto o el riesgo de pasar tres semanas sin poder andar o con un flotador porque tienes una raja impresionante, o incontinencia?" "Si no quieres aguantar el dolor no lo hagas, pero que sepas que si lo haces, tienes beneficios". El problema es que muchas veces, ni le ofrecen a la mujer alternativas al dolor ni le explican los riesgos de la analgesia epidural (está asociada a un periodo expulsivo más largo y a un mayor riesgo de que el parto sea intrumentalizado; a altas dosis puede causar problemas respiratorios en el bebé a corto plazo y somnolencia) de forma clara para que pueda decidir libremente. No se trata de aguantar el dolor a pelo, sino de ir "de menos a más", dice Espar: al principio de la dilatación, muchas mujeres encuentran las contracciones soportables si las dejan moverse libremente, adoptar la postura que quieran, con el apoyo de la persona que elijan. También alivian mucho las duchas y baños con agua caliente. Luego se puede pasar a otras técnicas de menor riesgo, como el óxido nitroso. Y también se podría aplicar la epidural a dosis más bajas, de forma que permita a la mujer moverse, como se hace en algunos hospitales. El problema es que procedimientos de rutina como los antes descritos (monitorización continua con la mujer tumbada y oxitocina sinténtica) provocan un efecto dominó, ya que el dolor de las contracciones durante la dilatación es mucho más fuerte. Espar recomienda que la embarazada se informe, que lea, ya que "aún no hay garantías de que en todos los hospitales y ambulatorios vayan a facilitar la información adecuada". Por ejemplo, hay mucha información en la página de El Parto es Nuestro. También la estrategia de atención al parto y la Guía de Práctica Clínica sobre la Atención al Parto Normal (con una versión para embarazadas, acompañantes y familiares) están publicadas en la web de la Federación de Asociaciones de Matronas de España (FAME) y en la del Ministerio de Sanidad, donde aparecen ejemplos de hospitales con buenas prácticas. "Lo interesante es que una menor tasa de cesáreas o episiotomías en estos centros no tiene correlación con que atiendan más mujeres con embarazos de riesgo", es decir, que "no depende de cómo sea la mujer, sino del estilo de trabajo de los profesionales". La propia Espar ha vivido dos partos medicalizados, y el tercero, muy reciente, "respetado gracias a lo que aprendí para escribir el libro". Entrevisto a Marina Jaime, matrona y supervisora del área de Obstetricia del hospital público Puerta de Hierro (Majadahonda, Madrid), uno de los que considero para mi tercer parto, después de que mi ginecóloga del hospital privado de Madrid donde di a luz las dos veces anteriores a ciegas, sin informarme sobre este tema y confiando en los médicos, me confirme que hay cero posibilidades de un parto más respetado, pues es su sistema de trabajo y tampoco lo permite la infraestructura del centro. Desde luego, lo que me cuenta Jaime suena muy diferente a lo vivido hasta ahora. Me explica que en partos de bajo riesgo la dilatación y la asistencia al nacimiento están controlados por la matrona (es uno de los puntos en los que se basa la Estrategia). "Cuando la mujer ingresa, la matrona le pregunta qué desea, qué le gustaría, y si algo no es posible, le explicamos por qué". Después, facilitamos el acompañamiento por la persona que la mujer elija y la deambulación, ofrecemos alternativas para paliar el dolor, cuando nace el bebé, se procura el contacto piel con piel con la madre". El hospital, cuya área obstétrica se inauguró en 2008, cuenta con pelotas, óxido nitroso, sillas de parto vertical, lianas, telemetría para pasear mientras se dilata... "La matrona es la interlocutora. Según lo que desea la mujer, se le va explicando, aconsejando, siempre en función de sus demandas que pueden cambiar durante el parto", añade Jaime. "Por ejemplo, si el parto va lento, o tolera el dolor peor de lo que creía, a lo mejor pide la epidural cuando al principio no la quería". En fin, "se intenta respetar lo que quiere y cumplirlo, de forma que si no lo ha tenido, siente que se le ha explicado por qué, y no genera un sentimiento de frustración". Este hospital acaba de obtener la acreditación de la IHAN (Iniciativa para la Humanización de la Asistencia al Nacimiento y la Lactancia), de Unicef, para lo cual debe cumplir unos requisitos no solo para el fomento de la lactancia materna, sino también en cuanto a una atención respetuosa durante el parto. En 2010 atendió 2.966 partos, con una tasa de cesáreas del 20% (entre el 15% recomendado por la OMS y el 25% de media en España) y del 17% en partos instrumentales. Entre mayo de 2009 y mayo de 2010 (últimos datos disponibles) la tasa de episiotomías fue del 19%, "aunque ahora es claramente menor", dice Jaime. Sin embargo, aún sin cifras en la mano, la matrona reconoce que es difícil reducir la cifra de epidurales, pese a ofrecer alternativas para el manejo del dolor, y explicarlas en la preparación al parto y en la charla de preacogida a las futuras madres. "Dudo que llegen al 10% las mujeres que dan a luz sin epidural, y algunas de ellas no es porque no quieran, sino porque ya llegan muy dilatadas", dice. "Durante muchos años, la manera de tratar a las mujeres en el parto ha generado mucho miedo, por el poco apoyo de los profesionales, no porque no quisieran, sino más bien porque la masificación de los hospitales obligaba a partos muy intervenidos, que se aceleraban porque había que atender a más mujeres detrás", opina. "Esto hace que el dolor sea muy difícil de soportar, hemos hecho creer a la mujer que el parto es una situación horrible, y ahora hay que deshacer la creencia de que sin epidural es horroroso". Sorprendentemente, ha sido fácil y rápido pedir cita con el especialista en el Puerta de Hierro, mediante el sistema de libre elección de médico implantada en la Comunidad de Madrid. Si no, hubiera seguido con mis consultas por lo privado y el día del parto me habría ido a este hospital por Urgencias. Pero como el procedimiento para cambiar de centro depende de cada comunidad, Espar aconseja ir con el plan de parto (un documento con las preferencias de la mujer) al hospital elegido y solicitar el traslado, explicando por escrito los motivos. "Hay hospitales que reciben muchas mujeres de su entorno, insatisfechas con partos anteriores. Funciona mucho el boca a boca", dice la periodista, que pone como ejemplo cómo muchas embarazadas de Murcia acuden al hospital La Plana, en Castellón. Francisca Fernández, abogada y asesora jurídica de El Parto es Nuestro, insiste en que las mujeres "busquen información y que sepan que tienen derecho a negarse a cualquier intervención que no deseen", sea en el hospital que sea, según la Ley de Autonomía del Paciente, lo que incluye, por ejemplo, la aplicación de oxitocina o la episiotomía. No sé cómo saldrá, si acabaré pidiendo la epidural a gritos a la segunda contracción, pero por lo menos, espero que tener una atención respetuosa y en la que sienta que puedo participar en un proceso tan importante. El desenlace, en un par de meses. NOTA: Las imágenes que ilustran esta entrada son posturas recomendadas para la dilatación y el expulsivo de la Iniciativa Parto Normal de la FAME. Mientras me documentaba para este texto, coincidió la celebración anual de la Semana Mundial del Parto Respetado, que ha tenido lugar del 15 al 22 de mayo, por lo que en días pasados posiblemente hayáis visto más información sobre el tema.