domingo, 24 de noviembre de 2013

Ecología de la vagina Por Heri Winston, maestra en recuperación del poder femenino y sexualidad holística, proveedora de cuidados de la salud de la mujer, educadora, partera, terapeuta de masajes. La ecología vaginal concibe la vagina como un ambiente complejo e integral e involucra el estudio de este ambiente, con el objetivo de entender que existe un resguardo inherente a este espacio que intenta mantener un estado balanceado y saludable. Asimismo, el ambiente de la vagina es susceptible a influencias que pueden alterar su estado de balance. Entendiendo este sistema podemos obtener control sobre nuestras vaginas, manteniendo su buen funcionamiento y favoreciendo su sistema natural. Cuando el balance natural se altera dando lugar a un desequilibrio vaginal aparecen las infecciones. Saberlo nos da el poder de remediar la situación. Cuando todos los factores que tienen influencia sobre la vagina se encuentran en estado balanceado, la vagina se siente bien, funciona bien, tiene un olor agradable y una pequeña cantidad de flujo. Cuando existen factores que alteran ese ambiente y ocasionan cambios, una vagina saludable puede compensarse de ese desequilibrio temporal y restaurar su estado saludable. Si la vagina no está saludable o se encuentra desequilibrada, los mecanismos de salud no podrán restarurar el equilibrio, dando lugar a infecciones vaginales. La vagina normalmente se encuentra cálida, a una temperatura equivalente al resto del cuerpo o ligeramente más elevada. Está humedecida por un flujo que proviene de las glándulas del cuello uterino, parte de las células que cubren sus paredes y otra parte de los dos grupos de glándulas. Este fluido no pica, no arde, ni debe oler mal. Varía su color de claro a blanco, dependiendo de la parte en se encuentre el ciclo. Si eres una mujer “cíclica”, cuando el flujo se seca puede parecer amarillento. Las jóvenes en período de pre-pubertad, y la mayoría de las mujeres en período post-menopáusico pueden encontrarse secas y varíar muy poco su estado vaginal. En las mujeres que menstrúan la cantidad de flujo también varía dependiendo del momento del ciclo en que se encuentren. Un flujo abundante, no se considera normal y puede ser un signo de desequilibrio o infección. El PH es un concepto complejo, pero puede entenderse en una forma sencilla. El ácido es sencillo de entender, es como el limón o el vinagre-agrio. La alcalinidad es un poco más compleja de entender. Existe un espectro medio entre ambos extremos, con un punto medio que es neutro. Los números se utilizan para describir en que parte de la escala se presenta. El extremo más acido es 1, y el extremo más alcalino es 14. Una vagina saludable es un poco acida. En la escala de PH, se encuentra regularmente alrededor de 4.0, aunque también se considera normal entre 3.5 y 4.5. El flujo de una vagina normal contiene una pequeña cantidad de azucares naturales, a menos que la mujer sea diabética o esté embarazada. Un nivel mínimo de azúcar ayuda a disminuir el excesivo aumento de las levaduras, mientras que un nivel elevado las suscitas. Finalmente, uno de los más importantes factores, que frecuentemente pasan por alto los profesionales de la medicina, es la presencia de una bacteria saludable. Estas buenas bacterias, denominadas Lactobacillus acidophilis, tienen un importante trabajo que hacer: mantener alejados otros microbios. Los tipos de lactobacilli que residen en la vagina producen hidrogeno de peróxido, que a su vez produce oxígeno, que efectivamente elimina a las bacterias no deseadas y levaduras. La amable flora tiene un merecido lugar en el ecosistema vaginal, impidiendo que invasores entren en ella. Es como tener un jardín repleto de plantas saludables que previenen el crecimiento de malas hierbas. Hay una gran variedad de cosas que pueden influir interrumpiendo o cambiando el equilibro vaginal. Tanto el semen como la sangre son alcalinos y su presencia provee de un ambiente más propenso a abrigar bacterias o levaduras. Una población saludable de bacterias beneficiosas puede rápidamente restaurar la acidez natural. El ambiente vaginal también cambia ligeramente durante el curso del ciclo femenino. Justo unos días antes de la menstruación la vagina se encuentra más seca y más sensible, con un cambio ligero hacia un menor nivel ácido, debido al decrecimiento de la población de buenas bacterias, entre otras influencias hormonales. Este es frecuentemente un tiempo en el cual las mujeres están más propensas a contraer vaginitis. También, justo después del período, cuando todavía está presente un poco de sangre, es otro momento en el cual el ambiente se halla más riesgoso de caer en desequilibrio. Bañarse afecta al ambiente vaginal en una gran cantidad de maneras. Cambia el PH, causa irritación directa e inflamación de la mucosa vaginal (la delicada capa), y elimina las buenas baterías. Así que mejor no bañarse, sino ducharse. El baño también puede atraer bacterias malas hacia el útero e incrementar el riesgo de contraer enfermedades o inflamaciones pélvicas (infección del útero y trompas de Falopio). Las mujeres que se bañan pueden ser más propensas a las infecciones comunes vaginales, la Vaginosis Bacterial (VB). Los comúnmente llamados “productos de higiene femenina” (supositorios, spray, limpiadores, etc.) son innecesarios, potencialmente perjudiciales y una pérdida de tu dinero. También debes evitar cualquier químico fuerte, como jabones desodorantes, jabones anti-bacterianos, jabones fuertemente perfumados o geles corporales, pues éstos pueden acarrear efectos negativos a la flora beneficiosa, causando infecciones e irritaciones. Ciertas formas de anticonceptivos pueden afectar al ambiente vaginal, cualquier producto que contenga Nonoxynol 9, así como los químicos presentes en todos los espermicidas son perjudiciales. Una de cada 3 o 4 mujeres puede ser sensible hacia estos químicos, que pueden desencadenarle inflamaciones debido a su uso. También se incluyen los condones con espermicida o las cremas con espermicida, vaselinas y supositorios. En cuanto a los métodos hormonales de control de embarazo (píldoras, implantes Norplant, dispositivos que contienen progesterona, el parche, el anillo), todos funcionan haciéndole creer a tu cuerpo que no necesita ovular porque ya se encuentra embarazado. Esto, al igual que en un embarazo normal, puede generar ligeras cantidades de azúcares en tu flujo, cambiando el PH regular y provocando como consecuencia, infecciones y desequilibrio vaginal. En las mujeres en período post-menopáusico las paredes de la vagina tienden a volverse más delgadas, puede haber menos lubricación vaginal y el PH también cambia ligeramente, haciéndolas más propensas a un desequilibrio. Aquellas mujeres que deciden someterse a terapias hormonales, también podrían sufrir cambios en su organismo. En esencia, los genitales se auto regulan y tienen un sistema de auto limpieza, así que cuanto menos interfieras en tu balance natural mejor para ti. Cuando entiendas que los desequilibrios son los antecesores de la infección, tendrás el poder de volver hacia un estado saludable en tu ecología vaginal para prevenir futuros problemas.

No hay comentarios: